El verde cristal del lago Atravesado

Subidas, bajadas, vueltas y más vueltas en un camino de tierra que nos ofrece la posibilidad de tomar contacto con lugares que siempre han estado allí pero que aún no son conocidos por el turismo masivo.

El valle del río Simpson es uno de los principales atractivos de las afueras de la ciudad de Coyhaique y hacia allí fuimos intrigados por la sucesión de lagos y lagunas que se originaron hace miles de años entre su geografía cordillerana. Cuando iniciamos el recorrido tomando desde Coyhaique la Carretera Austral hacia el Sur, tuvimos una visión clara del río Simpson, caudaloso y surcando una zona residencial muy verde, con muestras de gran fertilidad. Nos acomodamos en el asiento para ver qué seguía. En la zona del cementerio encontramos una rotonda que dejamos hacia la izquierda. Un cartel nos guió hacia el lago Atravesado. El camino era de ripio y las montañas al fondo nos mostraban su poderosa presencia, ya que la zona era muy abierta y sin vegetación importante. Nos sentíamos un mosquito de pequeños delante de esa inmensidad. Por lógica, en un lugar tan abierto había algo de viento. Pero el día acompañaba y no le prestamos mucha atención a ese detalle.

  • Un entorno fantástico y muy tranquilo

    Un entorno fantástico y muy tranquilo

  • Las afueras de la ciudad de Coyhaique

    Las afueras de la ciudad de Coyhaique

  • Una cascada

    Una cascada

  • Con sus propios embarcaderos

    Con sus propios embarcaderos

Empezamos a encontrar aquí y allá campos sembrados y muchísimas vacas pastando. A lo lejos, vimos unos pocos pobladores, todos ellos dedicados a sus tareas habituales de campo. Al llegar a una cascada, aprovechamos para dejar el auto y caminar por sus alrededores plagados de helechos y enormes flores, dada la gran humedad que aquella generaba en el entorno. Entonces, apareció ante nuestra vista el hermoso pueblo pastoril Villa Lago Atravesado. Pocos habitantes estables dedicados a tareas rurales, cuenta con una escuela, hospedaje y lugar para aprovisionarse.

A paso lento

Continuamos el camino siempre entre vegetación de ambos lados y, al pasar un puente, nos encontramos con otro lago pequeño, el CEA. Lugar de camping agreste, sin servicios y una playa para la salida de botes de paseo y de pesca. Como característica, muy ventoso. Un poco más adelante llegamos a destino: el lago Atravesado. Lo fuimos recorriendo en forma paralela a su lado más extenso y observamos varias casas construidas en las lomadas con sus propios embarcaderos. Un entorno fantástico y muy tranquilo. Aquí hicimos una parada para contemplar desde lo alto todo el conjunto y nos dimos cuenta de que el silencio era casi total. Nuestras propias voces y algún pájaro que marcaba nuestra presencia eran los únicos sonidos escuchados. Nuestra intención era descender al lago y quedarnos en alguna playa para terminar la tarde. Recién al finalizar el recorrido y casi sin darnos cuenta apareció un sendero que nos llevaba hasta la costa. De no haber mirado con atención, nos hubiéramos quedado sin disfrutar de ella. Allí, sin viento y con un hermoso sol, descansamos un rato para llevarnos el aroma de su vegetación y el sonido casi imperceptible del agua subiendo hacia la costa. Luego, continuamos el circuito hacia el valle Lagunas y un salto de agua de muchos metros de altura fue la frutilla para el postre: una fina llovizna llegaba desde la parte alta y dejamos que cayera sobre nuestras cabezas a modo de refresco de verano. Varias familias de campesinos llevaban sus animales hacia otro sector y notamos que había mucha leña en las inmediaciones, producto de las nevadas y vientos del invierno, quizá. Un nuevo cruce de caminos nos orientó hacia el lago Patrón. Bosques impenetrables, lianas entre los árboles que forman un entretejido muy particular. Más cascadas y miradores desde donde darle un vistazo a la zona montañosa fueron las siguientes vistas que obtuvimos en nuestro paseo. Durante todo el trayecto quisimos almacenar en nuestra memoria lo experimentado. Quizá mereciera la pena regresar al lugar con la intención de realizar algún paseo en bicicleta de montaña o a caballo. Nos hicimos el compromiso de llevar adelante esa inquietud que es la manera de conocer más profundamente esta maravilla de escenario de la zona de los lagos. A nuestro regreso, las fotografías tomadas durante el paseo fueron destinadas a fondo de pantalla de la computadora. Deseábamos revivir esas bellísimas postales logradas en el sur de Chile.

Autor Mónica Pons Fotografo Eduardo Epifanio

DuraciónDuración: Día completo. Llevar provisiones.
Sugerencias Se ubica a 25 kilómetros de la ciudad de Coyhaique.
Es imprescindible contar con un buen plano de la zona, dado que algunas bifurcaciones carecen de carteles o las indicaciones no son legibles.
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