Frutillar Historia y leyendas

Historia

Poco tiempo después de instalarse las primeras 47 familias de colonos alemanes, que llegaron al país por disposición del Presidente de la República de entonces, D. Manuel Montt, el 23 de noviembre de 1856 era fundada oficialmente la "Villa de Frutillar" que cuenta hoy con alrededor de 5000 habitantes.
Estas familias arribaron por gestión realizada en Alemania por don Bernardo E.Philippi y don Vicente Perez Rosales, quienes fueron grandes impulsores de la colonización sureña.
Entre estas primeras familias podemos mencionarte nombres como :Wilhelm Kaschel, Heinrich Kuschel, Theodor Niklitschel, Christian Nannig, Christian Winckler, Adams Schmidt, quienes como esforzados colonos demostraron su espiritu y esforzada laboriosidad que fue herencia irrenunciable de generaciones posteriores.
Construyeron sus viviendas en las orillas de los cerros cercanos, ya que el suelo pantanoso rodeaba al lago Llanquihue, y se abocaron decididamente a las tareas agrícolas, dedicándose también a actividades de tipo industrial, como el funcionamiento de un molino, de una destilería, curtiembre y de algunos almacenes dedicados a la venta de víveres y de implementos diversos.
Frutillar fue un importante puente lacustre entre Puerto Montt y Osorno, lo cual contribuyó a su rápido crecimiento y desarrollo comercial e industrial.
El ferrocarril arriba en 1907, nació la estación y un pequeño poblado en Frutillar Alto en sus proximidades.
Frutillar ostenta realizaciones culturales importantes siendo una de ellas la Semana Musical de Frutillar, que desde 1968 hasta la actualidad, hacen que la música clásica esté presente año a año a través de la presencia de grandes orquestas sinfónicas y filarmónicas dirigidas por afamados directores, junto a conjuntos de cámara, corales, de jazz y connotados intérpretes de ópera, nacionales e internacionales.
El Museo Colonial Alemán construido en 1972 se erige para rendir homenaje a los esforzados inmigrantes alemanes que llegaron a estas inhóspitas latitudes y da origen la actividad coral con la creación del coro mixto "Jacob Junginger".
Frutillar ha conservado el estilo urbanístico que impusieron los colonos alemanes que hace 142 años llegaron a poblar esta zona habiendo desarrollado el sector hotelero, gastronómico, náutico, pesca deportiva y otros, que junto a diversos eventos recreativos y costumbristas ofrecen una variada gama de actividades para que nuestros visitantes puedan desarrollar.

Cuentos

Artilugios y Costumbres
textos tomados de la web http://www.geocities.com/TheTropics/Paradise/3759/ con autorización del Sr. Julio Norambuena Vera.
No es en vano recalcar que prácticamente todas las actividades que han realizado los antiguos habitantes que a través del tiempo tienen una explicación que lo justifica: Todas ellas obedecen a una realidad socio cultural de la época y en la mayoría de los casos están relacionadas con las necesidades de la vida misma del lugareño o con su modo típico de pensar, sentir, y actuar.
Muchas de las costumbres y usos sociales que a continuación se describen son típicos de la época (1940-1960), pero su origen, según los viejos habitantes, es remoto y obscuro. Simplemente forman parte de una tradición, que se ha ido transmitiendo de una generación a otra.

La Maja a Vara
Era un trabajo que se realizaba en la época de otoño, cuando las manzanas del lugar estaban listas para ser convertidas en chicha. Una vez que se cosechaban las manzanas, el dueño de casa junto a su mujer, fijaban una fecha para realizar su maja. Como aquella era un trabajo que demandaba bastante esfuerzo, debían solicitar la ayuda de algunos vecinos, amigos o familiares.
Desde muy temprano los hombres y mujeres se reunian para comenzar el trabajo. Las mujeres en grandes tinas de alerce lavaban las manzanas, las cuales luego eran colocadas dentro de un "Depósito de Madera" que los lugareños llamaban Dornajo (depósito de madera de tres o cuatro metros de largo por un metro y medio o más de ancho cuyos extremos eran abiertos). Dos hombres por lado con varas de luma, golpeaban fuertemente las manzanas, hasta lograr molerlas mientras tanto otro hombre con una pala de madera las iba revolviendo. Una vez que las manzanas estaban desintegradas y comenzaban a soltar la chicha, se depositaban dentro de dos canastos de quilineja, los cuales eran llevados a la prensa (aparato de madera) que servia para presionar los cestos de quilineja y obtener la chicha para pegarle la chanca, como llamaban los lugareños a la primera extracción del jugo de manzana. Una vez realizado todo este proceso, la fruta semimolida era devuelta al dornajo para triturarla definitivamente y asi extraerle toda la chicha. Sin embargo, la faena no culmina allí, pues este mismo trabajo habia que volverlo hacer dos, tres, cuatro o mas veces dentro de una misma maja, dependiendo aquello de la cantidad de manzanas que lograba cosechar el dueño de casa. Por lo mismo los lugareños afirman que dicho trabajo duraba a veces hasta dos días.
Por otro lado, nunca faltaba en las majas a vara la deliciosa Harina Tostada la que servida con chicha reponía las fuerzas de los majadores. Finalmente cabe destacar que los ayudantes regresaban a sus casa con una damajuana de chicha y una cierta cantidad de harina tostada, lo que constituía el tradicional "pago" que los lugareños utilizaban para este trabajo.

Historia de un molinero
El molinero quedó viudo. Estaba enfermo y tenía tres hijos. Antes de morir, dijo:
-Les voy a repartir la herencia que les corresponde. Voy a dejar el molino para última hora, pero les voy a repartir la herencia de un gallo, un gato y una guadaña. Esas son las cosas que tenemos.
Entonces al mayor le dio el gallo; al segundo le dio el gato y al tercero le dio la guadaña.
Entonces, cuando ya falleció el padre, dijo el mayor:
-Bueno, estamos sin plata hermanos, voy a salir a vender mi gallo de herencia.
Anduvo por unos pueblos vendiendo el gallo. Nadie lo compraba, porque todos tenían gallo. Por fin llegó a una parte donde no se conocían los gallos. Llegó allá y dijo:
Traigo aquí un gallo, que es el reloj de los pobres, porque a las tres de la mañana los va estar despertando para que salgan, se levanten y empiecen en sus labores.
-Muy interesante, le dijeron, quédese hasta mañana. Mañana se puede ir.
Justamente, allí lo comprobarían todo, porque a las tres de la mañana va a cantar el gallo y va a seguir cantando hasta que amanezca.
Cuando ya fueron las tres de la mañana comenzó el gallo a cantar muy bonito.
-¡Qué cosa más bonita es ésta!
Y después se calmaba un rato y comenzaba a cantar como cantan los gallos.
-Me interesa el gallo. ¿Cuánto cobraría por su gallo?
Bueno, un saco de plata, pero bien lleno.
Así es que le pagaron un saco de plata por su gallo. Con su saco lleno de plata, lo puso al hombre y se fue donde sus hermanos, muy contento.
Estuvieron todos bien porque tenían plata para comprar los víveres.
Luego el segundo hermano dijo: "Voy a salir a vender mi gato, mi herencia".
Y salió con su gato. Pasó por varios pueblos, fue a las casas de campo, pero todos tenían su gato y nadie le compraba su gato, su herencia. Llegó a un lugar, estaban por sentarse a mesa y le dijeron que pasara.
-Siéntese a la mesa caballero, ya vamos a comer y a lo mejor tiene hambre.
- Sí, dijo él, he caminado mucho, y tengo harta hambre.
Ud. va a perdonar caballero, pero aquí hay una tremenda plaga de ratones que luego Ud. a ver nomás.
Pusieron la mesa y se presentó la plaga de ratones. Robaron un pedazo de pan de la mesa y venían más a buscar pan.
El dijo, "aquí está el que vence a esa clase de animales.
-¿Y qué es eso que vence a esos animales?
-Se llama gato y viene dentro de este saco.
Entonces si usted me da permiso yo suelto mi gato.
-Listo nomás caballero, es que me tienen aburrido estos villanos.
Y soltó su gato, le abrió la boca del saco, y el gato salió. Comenzó, mata y deja tirados por ahí los ratones, y los otros ratones no hallaban donde esconderse.
Esto sí que es cosa buena, vamos a vivir tranquilos. Pero usted tiene que venderme este gato.
- ¿Y cuánto es lo que desea cobrar por su gato?
- Un saco de plata nomás va a ser, pero bien repleto.
Entonces le pagaron un saco de plata por el gato, y él se fue muy alegre s su casa donde sus hermanos.
Iban pasando una buena vida con sus hermanos, cuando les empezó a faltar plata. El tercer hermano, entonces les dijo:
- Voy a salir a vender mi guadaña.
- Ojalá tengas suerte le dijeron sus hermanos.
Entonces salió con su guadaña. Llegó el tiempo, cortando pasto para la gente que estaba haciendo forraje para los animales.
Y dijo: -Yo ando con esta herramienta. Con ella un solo hombre puede cortar por diez personas en un día.
- Y si lo quieren ustedes, yo se las presto.
Pero, ¿cómo se trabaja con ella?
Y empezó a segar, dale que dale, tremendo potrero que cortó en unos momentos.
Muy entusiasmado que le dijo el caballero:
- Tiene que venderme esa herramienta.
- Esta herramienta es una guadaña, y le cuesta un saco de plata nomás.
- Eso no importa caballero, yo lo pago nomás, porque es una herramienta que nos prestará utilidad.
El joven vendió la guadaña y se llevó el saco de plata. Se fue para donde sus hermanos. Todos muy felices con la tremenda herencia. El hermano más joven se casó y todos estarán viviendo todavía con esa cantidad de plata que ganaron. Ahí se termina la historia de los tres hermanos que recibieron de herencia un gallo, un gato y una guadaña. Por ahí deben estar contentos.
(Narrado en Dalcahue)


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