Villa la Angostura, llamada “el jardín de la Patagonia”, presenta una enorme variedad de paisajes que se pueden descubrir con una aventura en bicicleta.
Fundada formalmente el 15 de mayo de 1932,
Villa La Angostura es una típica villa alpina de construcciones pequeñas y mucha vegetación, un lugar hermoso y tranquilo. En el paso por la ciudad, recomendamos esta pedaleada de cuatro días, de recorridos que tienen como punto de partida al Automóvil Club Argentino (corazón de la villa). Paseos ideales para hacer en familia.
Primer día
La primera jornada nos lleva en dirección Este. Al salir del pueblo, tomamos la ruta 237 para visitar dos lugares espectaculares. Primero, el río Bonito, que se encuentra a 5 kilómetros del pueblo. Hay que pedalear tranquilo por el asfalto y, pasando el desvío al
Cerro Bayo, se llega al río. Ahí mismo abandonamos la ruta para bordear el agua. Es un lugar espectacular para sentarse en las rocas de la orilla. Después de un rato, retomamos la ruta en la misma dirección y un kilómetro más adelante encontramos la entrada a la península Puerto Manzano, uno de los lugares soñados de Villa la Angostura. Calles de tierra, mucha vegetación y dos bahías que miran al lago Nahuel Huapi. Un sitio perfecto para pasar la tarde y merendar frente al agua. Es importante no esperar a que el sol se ponga, porque aún queda el camino de vuelta al pueblo, que está a 7 kilómetros, y no es recomendable pedalear en la oscuridad.
Segundo día
Esta vez el pedaleo nos lleva en dirección Noroeste. Salimos del pueblo por la avenida Siete Lagos y al kilómetro encontramos una calle que la corta: Cacique Antriau. Ahí doblamos a la derecha para emprender un camino de subida rumbo al mirador del cerro Belvedere. Luego de un rato, llegamos y disfrutamos de excelentes vistas panorámicas de la villa, del lago Correntoso, del Nahuel, del Espejo. La subida es agotadora tanto como placentero es el descenso. Al bajar, retomamos la Av. Siete Lagos y seguimos un kilómetro hasta el desvío (a mano izquierda) que lleva al río Correntoso. Este une el lago homónimo con el Nahuel Huapi. Hay un hermoso puente de madera desde el que se ven las truchas desovando (depende de la época), lugar ideal para el almuerzo. Desde ahí se puede mirar el lago Correntoso, girar 180 grados y ver el Nahuel Huapi. Después de un rato, retomamos la ruta y seguimos pedaleando unos 4 kilómetros hasta llegar al cruce que marca a la derecha
San Martín de los Andes por
el camino de los Siete Lagos y a la izquierda, Chile por
paso Cardenal Samoré. Doblamos a la derecha y a unos 100 metros entramos al caminito que lleva al lago Espejo, un hermoso lago que tiene en sus orillas una zona agreste preparada para pasar una tarde descansando. De nuevo hay que recordar que falta aún el regreso a la villa, no hay que dejar pasar toda la tarde.
Tercer día
Esta vez nos esperaba un recorrido impresionante y con mucha adrenalina. Tomamos nuevamente la ruta 237 pero esta vez nos desviamos por el camino de subida al Cerro Bayo. Son 6 kilómetros en ascenso por el ripio (en caso de no estar en buen estado físico, conviene contratar un transporte que lleve hasta la base del cerro). Ya en el Bayo, la jornada se divide en dos. Primero, utilizando los medios de elevación subimos con la bicicleta hasta el refugio del Club Andino. De ahí sale un camino panorámico que nos permitió ver la villa desde las alturas. También se destacan las vistas del Tronador, la Isla Victoria,
Bariloche y las agujas del
cerro Catedral. Al llegar nuevamente a la base, tomamos un rato para almorzar y nos preparamos para un espectacular descenso desde el cerro hasta la villa; 9 kilómetros de pura bajada. Hay que ir con cuidado. La bajada por el ripio es peligrosa si uno no lleva casco en todo momento. El camino es sinuoso y permite alcanzar altas velocidades.
Cuarto día
Llegó la hora de ir en dirección al puerto de Villa la Angostura. Salimos desde el pueblo, justo desde el Automóvil Club Argentino, tomamos hacia la izquierda y pedaleamos unos tres kilómetros. Encontramos entonces un bellísimo muelle de madera que pertenece a Prefectura. Ahí mismo está la entrada al parque nacional Los Arrayanes/Península de Quetrihué. Vale la pena pedalearla y conocer el espectacular bosque de arrayanes, que tiene 12 hectáreas de superficie. El bosque, que se encuentra a 12 kilómetros del pueblo, está repleto de estos hermosos árboles color canela con flores blancas, pero está rodeado de otras especies como el palo santo, el maitén, el laurel y el canelo. Además, se encuentran aves espectaculares como el zorzal patagónico y el chucao, las hualas y las garzas brujas. Esta excursión a pura naturaleza lleva el día entero. Ya a la tarde, de regreso en el puerto, estábamos agotados. Pero todavía quedaba algo más. Antes de terminar el día, fuimos a conocer la
capilla de la Asunción, que se encuentra camino al pueblo. Fue fundada por las misiones religiosas.
Así concluyó nuestro recorrido en bicicleta por los alrededores de Villa la Angostura. Nos sentimos muy satisfechos por haber conocido este pueblo alpino alucinante de una manera que no habíamos imaginado.