Ubicada en el extremo sur del continente americano, la Patagonia reúne diversas condiciones naturales y características deseables para el cultivo de viñedos.
Aire puro, cielos diáfanos y silencios infinitos, son sólo interrumpidos por los susurros de los vientos que la atraviesan desde la cordillera de los Andes hacia el océano Atlántico, trasladando los misteriosos aromas de los arbustos y de los frutos silvestres.
El surgimiento de las estancias transformó el espacio vacío e ilimitado en un ámbito de producción rural que permitió situar al país entre los primeros proveedores mundiales de materia prima.
Hacia el sur, las estancias trocaron el paisaje. Superando el crudo invierno, las intensas nevadas y el incesante viento, se convirtieron en verdaderos pueblos repartidos en la inmensidad de los campos.