Misionera catedral de Bariloche

Ubicada sobre la avenida O’Connor, es fácil de encontrar porque la aguja de su cúpula puede verse desde varios puntos de la ciudad o circulando por la avenida Bustillo hacia los “kilómetros”.

La Catedral de San Carlos de Bariloche era una de las visitas impostergables en nuestra agenda de viajeros. La encontramos en un amplio y bien cuidado espacio verde donde la escoltan y protegen de los vientos sureños unos pinos añejos. Externamente, es de líneas muy simples de piedra blanca que muestra zonas deterioradas por la humedad, especialmente en su cercanía con el lago. Lejos de deslucirla, le dan cierto aire de envejecimiento. Es como si con sus más de 60 de años de vida peinara canas. Ascendimos por su escalinata de piedra para enfrentar la puerta principal: dos hojas de madera de una altura imponente con un arco de medio punto en su parte superior, ornamentada por una imagen religiosa. Al ingresar, pasamos su hall vidriado y enfrentamos la nave principal que, como su exterior, es de proporciones inmensas, altas columnas, de arquitectura simple y despojada y con un Jesucristo en el madero de grandes dimensiones detrás del altar.

  • Amplio y bien cuidado espacio verde

    Amplio y bien cuidado espacio verde

  • Visita impostergable

    Visita impostergable

  • La aguja de su cúpula

    La aguja de su cúpula

  • Líneas muy simples de piedra blanca

    Líneas muy simples de piedra blanca

  • Virgen María y Ceferino Namuncurá

    Virgen María y Ceferino Namuncurá

  • Inaugurada en 1946

    Inaugurada en 1946

  • Ubicada sobre la avenida O’Connor

    Ubicada sobre la avenida O’Connor

Hasta allí, lo que nuestros ojos vieron. Pero lo esencial es lo que representa, tanto en lo religioso como en lo costumbrista. La catedral está dedicada a Nuestra Señora del Nahuel Huapi, que es la virgen patrona de . Encontramos su imagen en el vitral de la parte alta del altar mayor, como así también en una escultura al ingresar al hall principal. Realizada con piedra, simboliza a la Virgen María con el niño Jesús en brazos y un niño aborigen parado a su lado. También la figura de Ceferino Namuncurá en madera tallada con poncho pampa y crucifijo en la mano nos acompañó en el ingreso principal. Otro detalle intercultural que asumen las autoridades de esta iglesia y sus fieles. Apreciamos que era parte de la historia de la evangelización del área y de la catedral misma. Nuestra Señora del Nahuel Huapi fue testigo de los primeros martirios, los laicos, poyas y los sacerdotes jesuitas. Notamos que las imágenes mantenían cierta vinculación con los nativos y con la cultura de la isla Chiloé en Chile. Valdría la pena investigarlo y entender algo más que lo que la información “in situ” nos ofrecía. Detalles destacados son sus coloridos vitraux, los altares laterales como el de Nuestra Señora de las Nieves protectora de los montañistas; su Via Crucis conformado por figuras ojivales hechas con arcilla. La catedral de Bariloche fue inaugurada en 1946 y su arquitecto fue el reconocido Alejandro Bustillo, que también proyectó otras obras como el Hotel Llao Llao y el Hotel Isla Victoria. Algo que nos hizo saber un feligrés mientras recorríamos el interior de la iglesia: “A Nuestra Señora del Nahuel Huapi le llaman la virgen peregrina. Eso se debe a que anualmente es llevada en una embarcación y visita poblaciones ribereñas del lago Nahuel Huapi”. Participamos de una misa católica muy particular, donde los cantos y la participación de los presentes nos hicieron sentir impactados por el lugar y la circunstancia. Cuando nos retirábamos era de noche y apreciamos la importante iluminación externa de la iglesia. Mientras subíamos las calles empinadas del centro, una luz color azul-celeste nos mostraba el camino desde la pizarra de sus negros techos.

Autor Mónica Pons Fotografo Eduardo Epifanio

Sugerencias Catedral de San Carlos de Bariloche,
Nuestra Señora del Nahuel Huapí,
Almirante O’Connor y Beschtedt

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